Todos sabemos que una hormiga es capaz de soportar y mover un peso decenas de veces mayor al de su propio cuerpo, pero... qué pasaría si esa hormiga fuera del tamaño de un caballo, ¿sería capaz de mover montañas? La respuesta es no. Una hormiga gigante sería un fracaso estructural. Sus patas no la aguantarían. El peso de una gran hormiga aumentaría según el cubo de su altura, pero la fuerza de sus patas, que depende de su superficie seccional, aumentaría según el cuadrado de la altura. O sea, con solo 10 veces el tamaño normal pesaría 1000 veces más, pero sus patas solamente serían 100 veces más fuertes.
Así pues, en crecimiento las proporciones del organismo deben conformarse a sus necesidades y al medio ambiente.