Las arañas comienzan la digestión de sus alimentos, prácticamente, ¡antes de haberlos comido! Es sumamente interesante comprobar cómo ocurre este fenómeno.
Efectivamente, cuando las arañas tienen fuertemente aferrada la presa, le infligen numerosas heridas pequeñas, con sus aguijones, y por ellas le inyectan las secreciones de diversas glándulas, incluso los jugos digestivos elaborados en el intestino. Estos jugos digestivos son activísimos y rápidamente disuelven las partes blandas de los tejidos internos del insecto apresado. En esta etapa entra entonces en acción la boca de la araña, capaz sólo de ingerir alimentos líquidos. Con la ayuda de su estómago chupador, que actúa como bomba aspirante, dilatándose y contrayéndose rítmicamente, sorbe hasta ingerir toda la parte interior de la presa. Muy pronto, en efecto, de ella no queda ya sino la piel, semejante a una bolsita vacía; entonces, con absoluto desprecio, la araña la arroja fuera de su nido y se dispone a descansar.
Es de señalar que las arañas se encuentran en condiciones de practicar semejante tratamiento, no solamente con todos los insectos sin distinción, sino que tampoco se encuentran libres del peligro de ser "sorbidos" por algún arañón, hasta algunos vertebrados: pajarillos, ranas, etc.