Las demás aves y los murciélagos practican un vuelo de remo, durante el cual el ala bate el aire hacia abajo y adelante y se retrae hacia arriba y atrás. Por otro lado, aves y mariposas practican frecuentemente el vuelo de planeo, utilizando las corrientes verticales de aire sobre la Tierra, o las corrientes horizontales sobre el agua.
En muchas clases de animales y en todas las épocas desde que la vida existe sobre las tierras emergidas, han aparecido diferentes veces, de forma independiente, diversos tipos de vuelo. Los animales voladores adquieren, de esta manera, un prodigioso dominio del tiempo y el espacio que les da una ventaja indiscutible tanto para huir de sus enemigos como para encontrar su alimento. Los primeros seres voladores que se conocen fueron las cucarachas y libélulas del período Carbonífero, hace unos 200 millones de años.
El vuelo vibratorio del colibrí le permite alcanzar solamente de 50 a 70 km/h; el vencejo alcanza 100 km/h al cazar y el halcón peregrino 280 km/h al lanzarse en picada sobre una presa. Muchos animales migratorios atraviesan de un tirón mares y desiertos: el chorlito real de Tahití recorre sobre el Pacíficio, sin detenerse, los 8 000 km que separan su invernadero insular de su lugar boreal de reproducción. En lo que respecta a resistencia, se ha visto gansos atravesar el Himalaya a 9 000 m de altura y se sabe que el vencejo de Europa no se posa jamás, salvo para anidar: duerme volando.