La mayor parte de los cárabos caza de noche y se esconde durante el día debajo de rocas, leños o restos. Si se levanta una vieja tabla del suelo puede alcanzarse a ver algunos carábidos negros o parduscos, oblongos y de tamaño mediano, con patas largas y delgadas, que tratarán de huir corriendo, y no volando.
En algunas especies las alas inferiores están atrofiadas, y se han fusionado entre sí los élitros. Otros carábidos vuelan muy bien. Uno de ellos, el explorador, o Juanita, o bicho botica, Calosoma scrutator, devora orugas en los árboles. Es más grande que la mayoría de los cárabos y de un precioso color verde metálico con sus bordes rojos y patas azules. Su pariente, Calosoma sycophanta, también tiene colores brillantes, y es arborícola.
La mayoría de los cárabos se alimenta de larvas y de otros insectos adultos, y también de babosas, caracoles y todo pequeño ser que pueda capturar. Unos pocos comen semillas; se dice que las larvas de un reducido número de ellos destruyen granos de maíz en germinación.