Al vigésimo día de incubación, el polluelo es lo bastante fuerte para romper las envolturas embrionarias. Su pico está provisto de una parte dura, el diamante, con el cual hace un agujero en la cascara, que va agrandando poco a poco. Cuando el orificio es lo bastante grande, acaba, haciendo grandes esfuerzos, por salir de la cascara, y al poco tiempo se halla en condiciones de sostenerse sobre sus patas.