Mozart tenía un estornino en su casa, que le ayudaba con sus composiciones.
Mientras Mozart componía y tocaba, al estornino a veces se le ocurrían variaciones de lo que Mozart estaba tocando.
Dándole crédito total a su estornino, Mozart encontraba las contribuciones del ave atractivas y las añadía a su composición. Cuando el pájaro murió, Mozart le dio un funeral que incluyó una oración e himnos junto a la tumba.
Las aves canoras, con sus trinos melódicos, han inspirado a varios compositores clásicos. Una de las partes más reconocibles de la Quinta Sinfonía de Beethoven se puede atribuir directamente al canto de un ave.
Las notas iniciales de la Quinta Sinfonía de Beethoven recuerdan directamente al canto del soterrey de selva pechiblanco (Henicorhina leucosticta).