El
tiburón ballena, igual que el tiburón peregrino o marrajo gigante, se alimenta a base de plancton marino y de los pececillos que viajan en enjambres, como sardinas o anchoas; para comer, simplemente abre su enorme boca. El agua sale por las branquias dejando a los peces enganchados en las paredes interiores del cuello y en los rastrillos branquiales. Debido a este tipo de dieta, podría esperarse que el tiburón ballena careciera de dientes. Sin embargo, sus numerosos dientecillos forman alrededor de 310 hileras en cada mandíbula, pero sólo puede hacer funcionar simultáneamente entre 10 y 15 hileras. En su boca entran, a veces objetos de mucho mayor tamaño, como zapatos, cinturones e incluso grandes palos.
