El único animal que se conoce con tonos púrpuras en su piel es el blesbok, un antílope pequeño que se le encuentra en la sabana de Sudáfrica. Este espécimen con pelaje café-rojizo o morado-rojizo tiene cuernos verdosos que llegan a medir hasta 50 cm.
El blesbok fue descubierto por los europeos en el siglo XVII. En aquel entonces las manadas de estos animales eran tan inmensas que prácticamente cubrían todo el terreno de horizonte a horizonte.