La reproducción en el cardenal (ave)

Varias nidadas al año
   El canto juega un importante papel en el ga­lanteo y la nidificación. Como suele ocurrir cuando ambos sexos cantan, tanto el macho como la hembra defienden su territorio. La hembra expulsa a las hembras intrusas, pero se desentiende de los demás machos, que son vigorosamente expulsados por su pareja.

   El canto de la hembra induce al macho a copular con ella o a alimentarla, y, a veces, ambos cantan juntos, bien al unísono, bien alternativamente. La hembra puede cantar desde el nido, mientras el macho lo hace desde un árbol cercano. Al parecer, ambos cantos son señales que inducen a la hembra a dejar el nido para acercarse al macho, y a éste a ali­mentarla.

   La construcción del nido comienza en marzo o abril. A veces el macho ayuda a hacerlo, mientras que otras simplemente acompaña a la hembra, que vuela de aquí a allá, reco­giendo hierbas, hojas, pajas y raicillas que serán trenzadas para formar una copa. El nido puede ser compacto y de paredes firmes, o una estructura suelta y poco consistente. La puesta, que se inicia poco después de la construcción del nido, consta de 3 nuevos, aunque han lle­gado a registrarse 5. Las puestas tardías tienen normalmente sólo 2 huevos. La incubación abarca doce o trece días, iniciándose cuando se ha puesto el último huevo. Los polluelos abandonan el nido cuando cuentan nueve o diez días. Durante este tiempo ambos pa­dres los alimentan. Como ocurre a menudo en las aves frugívoras, las crías son alimentadas con insectos, que les proporcionan una dieta rica en proteínas, necesaria para su rápido cre­cimiento.

   Pueden darse 3 o 4 nidadas durante el año. Por ejemplo, en Tennessee, la cría continúa desde abril hasta agosto, pero más al sur puede prolongarse a lo largo de todo el año. La pa­reja permanece junta durante la época de cría, y quizá también durante el invierno. Mientras la hembra construye un nuevo nido e incuba la próxima puesta, su compañero sigue alimen­tando a las crías anteriores, que son expulsa­das finalmente del territorio, cuando la nidada siguiente sale del cascarón.

   Los cardenales jóvenes comienzan a cantar cuando tienen de tres a seis semanas. Al co­mienzo su canto es un gorjeo, diferente del canto del adulto. Las frases de éste aparecen a la edad de dos meses y, en la primavera si­guiente, el joven posee ya enteramente el canto del adulto.

   Los cardenales se alimentan de frutas y se­millas que rompen con su pico cuneiforme.