El castor - datos interesantes

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Se conocen dos especies de castor: el euroasiático y el canadiense; son muy semejantes. En un tiempo el castor se hallaba mu­cho más difundido. El aumento de la po­blación, la desaparición de los grandes bosques y la caza muy intensa, han re­ducido las zonas donde el castor puede vivir y multiplicarse tranquilamente. Aho­ra se lo encuentra únicamente en el Canadá, en Síbería y en algunas zonas de Europa (la península escandinava, Polonia, curso superior del Danubio, cuenca inferior del Elba y el Ródano). El castor es cazado por su piel tu­pida y suave, óptima para confeccionar abrigos de valor.

1. Los castores viven en los bosques, cerca de arroyos y fagos.

2. El castor llega a medir hasta un metro Y veinte centímetros de largo, de los cuales casi treinta centímetros corresponden a la vigorosa cola.

3. El castor teme que el lobo, el lince o la nutria, durante su ausencia, pene­tren en su madriguera y devoren sus crías. Debido a ello sitúa siempre la en­trada de su cueva bajo el nivel del agua.

4. Este túnel puede tener varios me­tros de longitud.

5. En la proximidad de la superficie, el túnel se ensancha formando una pe­queña cámara, lo suficientemente amplia como para dar cabida a la familia del castor durante todo el año.

6. El piso se halla cubierto de ramitas entrelazadas, que forman algo así como una estera. Cuando el castor entra en la madriguera se sacude el agua del lomo, la cual se filtra a través de las ramitas, pero sin que se forme barro sobre el piso de la cueva.

7. Para proteger el abovedado, que es poco consistente, lo cubren con ra­mas y malezas. Esta acumulación de cosas confiere a las cuevas de los cas­tores el aspecto de una choza (suelen llamarse castillos de castor). En este cúmulo se halla oculta una abertura, a través de la cual, en caso de peligro por el lado del río, los castores pueden huir sin zambullirse en el agua. La men­cionada abertura sirve también de salida durante la estación invernal, cuando una gruesa capa de hielo cubre la su­perficie del lago o estanque.

8. A veces construyen su casa sobre un fangoso islote situado en el centro del lago artificial.

9. Las crecidas primaverales y las se­quías estivales hacen variar considera­blemente el nivel del agua del arroyo, pudiendo la cueva anegarse o quedar su entrada fuera del agua. Para evitarlo los castores represan las aguas constru­yendo diques y formando asi un pequeño lago. Se han encontrado diques construidos por castores, de más de cien metros de largo por cuatro de alto. Para su construcción fueron empleadas varias toneladas de material. Para obturar las hendeduras en sus diques se valen de hojas, ramitas, tierra y piedras.

10. En los diques construyen bocas de desagüe, que sirven para regular el nivel del agua del laguito interior.

11. Se proveen del material necesario para sus construcciones talando árboles. Trabajan preferentemente de noche.

12. Para roer los troncos de los árbo­les los castores se valen de sus formi­dables dientes Incisivos. Trabajando un par de noches, un castor logra cortar un árbol de más de treinta centímetros de diámetro, dando al corte la forma perfecta de un reloj de arena. Una vez abatido el árbol, los laboriosos animales separan las ramas del tronco. Luego lo descortezan y lo dividen en trozos, que no pasan de un par de metros de largo. Todas estas operaciones las realizan tra­bajando únicamente con los dientes. Terminado este trabajo, comen la cor­teza, que constituye su alimento prin­cipal; las preferidas son las de abedul, álamo y sauce.

13. Sus dientes incisivos se hallan in­creíblemente desarrollados.

14. Transportan la madera, agarrán­dola con los dientes o empujándola en el agua. Cuando los árboles útiles para sus necesidades se encuentran a corta distancia del curso del agua, los casto­res excavan un canal de intercomunica­ción. Así pueden llevar madera a su destino enteramente por el agua. Para excavar la tierra se sirven de sus fuer­tes uñas. Durante el verano los castores acumulan cerca de sus guaridas ramas tiernas, que constituirán sus reservas de alimentos para el invierno.

15. Las patas delanteras se parecen a manos pequeñas. Por cierto, pueden asir objetos con ellas. Para transportar el fango lo juntan con las patas delan­teras y lo sostienen apretándolo contra el pecho mientras corren o nadan.

16. Mientras todos trabajan, algunos hacen de centinelas. Al aproximarse un enemigo golpean con la cola sobre el agua para avisar a sus compañeros. In­mediatamente, todos se zambullen, ya que en el agua se hallan al amparo del lobo o del lince; únicamente la nu­tria, habilísima nadadora, es capaz de perseguirlos y atacarlos en ella.

17. Los castores nadan manteniendo las patas delanteras contra el pecho y realizando enérgicos movimientos con las posteriores. La cola, ancha y chata, cu­bierta de pequeñas escamas, les sirve como timón de profundidad. Se deslizan con bastante más velocidad en el agua que en la tierra firme. Según parece, pueden permanecer hasta quince minu­tos sumergidos sin salir a respirar.

18. El castor es un animal mamífero del orden de los roedores, sub­orden de los simplicidentados. Grupo de los esciuromorfos. Fami­lia de los castoridos.