Lavandera boyera
La lavandera boyera (Motacilla flava) frecuenta las praderas húmedas, las zonas pantanosas, los estanques y los rios. Sin embargo, anida a veces en campos y en terrenos baldíos cubiertos de escombros. Su cola es bastante corta, tiene un vuelo ligero, más rápido que el de otras lavanderas, y siempre describe curvas suaves. Suele posarse en las plantas o matorrales mas altos y emite un largo «psitt». Estas aves regresan habitualmente a sus lugares de nidificación en abril; al principio, permanecen en pequeños grupos que se distribuyen poco después en parejas. Estas parejas ocupan un territorio poco extenso (unos sesenta metros por termino medio alrededor del nido) y lo defienden contra cualquier ocupación de otra lavandera. La hembra construye, en mayo o en junio, un nido disimulado siempre en el suelo, entre la vegetación. Emplea como materiales de construcción tallos y hojas, y cubre el interior del nido con una buena capa de pelos y de crin. Pone de cinco a seis huevos finamente moteados de color gris pardusco, de tal manera que no es posible distinguir el color básico, aunque parecen de una tonalidad café con leche. La hembra los incuba durante trece días. Las pequeñas lavanderas abandonan el nido en forma prematura a la edad de once días, aunque todavía no saben volar. Algunas parejas anidan una segunda vez en julio. La lavandera se alimenta principalmente de insectos, de pequeños coleópteros y sus larvas, de saltamontes, pero también de arañas, gusanos y pequeños moluscos. En agosto o septiembre, cuando empieza a intuirse la llegada del otoño, la lavandera boyera emigra. Pueden observarse grandes bandadas de lavanderas boyeras que, junto con lavanderas blancas, pasan la noche en los juncos. Las lavanderas europeas pasan el invierno en los países mediterráneos, hasta el África central, mientras que las lavanderas asiáticas pasan el invierno en el sur de Asia y en la India.