Metamorfosis de las mariposas

   Casi todos los insectos son ovíparos, es decir, nacen de huevos. Muchos de ellos, al nacer, salvo las diferencias de tamaño, son en todo seme­jantes al insecto adulto (cucaracha, langosta, grillo), pero otros presentan un aspecto totalmente diferente y sólo después de sucesivas etapas de trans­formación (huevo, larva, ninfa, imago) llegan a la forma definitiva (hormiga, mosca, mariposa). Esta serie de cambios constituye el fenómeno biológico denominado metamorfosis (cambio de forma).

   Sin conocer estos pormenores de su evolución, nadie asociaría, por ejemplo, la vellosa oruga rojinegra que devora las hojas del coronillo (Scutia buxifolia), con la delicada mariposa celeste y blanca (se le llama bandera argen­tina) que revolotea en el delta del Paraná, próximo al río de la Plata (es la Morphocatenarius argentinus).

   Las mariposas se desarrollan en cuatro etapas (metamorfosis completa, metábolos): nacen como huevo, se desarrollan como larva (oruga), duermen como ninfa (crisálida) y, adultas (imago), reanudan el ciclo, desovando.

   Estos huevos, de tamaño y aspecto muy diverso, son puestos en sitios que aseguren a las larvas, cuando nazcan, condiciones favorables y el alimento apropiado (recuérdese que no han de tener la protección maternal). El huevo está protegido por un par de resistentes membranas, que tienen, no obstante, una zona más débil, por la cual surgirá la oruga.

   La larva u oruga tiene tres pares de patas torácicas, además de algunos cortos apéndices abdominales (falsas patas), aparato bucal masticador y frecuentemente pelos y espinas como órganos de defensa. Suele tener viva coloración (colores de advertencia) y a veces olor repulsivo. Es vegetariana y muy voraz (excepcionalmente devora lana, cueros, plumas).

   En esta etapa de su vida, los lepidópteros constituyen verdaderas plagas, pues destruyen granos almacenados, ropas, frutos, hojas, maderas, etc.

   La larva crece con ritmo acelerado, efectuando varias mudas de piel (di­ríamos que el "traje" le va quedando chico). Una vez que completa su desarrollo, se inicia la ninfosls, es decir, la etapa en que la oruga se recluye en un capullo, se entierra, se enclaustra en la madera, se envaina en hojas o en un tejido especial, o se sujeta a una rama por medio de un ligamento. Durante este estadio, inmóvil pero viva dentro de su refugio, la ninfa (cri­sálida en los lepidópteros) consume sus reservas orgánicas y esboza los órga­nos del insecto perfecto. Cuando termina ese período (muy variable en las diferentes especies), el insecto formado surge húmedo y blanducho, rom­piendo la envoltura. El cuerpo se endurece gradualmente al contacto del aire y las alas se van distendiendo a medida que el oxígeno penetra en las tráqueas. El tamaño del imago es definitivo, y en esta etapa, la más breve de su existencia, se alimentará con el néctar que succiona en las flores con su larga trompa, polinizándolas al mismo tiempo.