En la mayoría de las sociedades animales existen comportamientos cooperativos, incluso altruistas: defensa del grupo frente a un depredador por los machos dominantes (babuinos, antílopes, etc.), o por los adultos del grupo que protegen a los jóvenes. Entre las aves, cuando viven en pareja durante la nidificación, uno de los padres puede atraer la atención del depredador y alejarlo del nido.
La aportación común del alimento existe en los insectos sociales (termitas, hormigas, abejas) y en numerosas especies que viven en colonias (aves, monos); hay información entre el grupo sobre donde conseguir alimento. Sin embargo, ya que la cantidad de comida disponible es limitada, por ejemplo una presa entre carnívoros (leones, hienas, buitres), los animales tienen acceso al alimento por orden de jerarquía: los más débiles no comen sino hasta que los más fuertes se han saciado con las mejores piezas. Los animales viejos, débiles, o enfermos, se encuentran en desventaja en esta competencia por la alimentación; además, si su movilidad se viera afectada por alguna razón, serían rápidamente disgregados del grupo y constituirían una presa fácil para los depredadores, quienes los eliminarían rápidamente. La exclusión voluntaria del grupo o rechazo de un joven por la madre es excepcional: sobreviene en casos de animales considerados como "anormales" por los otros: color, olor, (peces, aves, equinos, etc.).
Por el contrario,"que el grupo se encargue de un animal enfermo o herido no se observa más que entre las especies con organización social muy evolucionada (lobos, perros salvajes de África, primates superiores, elefantes, delfines y cetáceos): el animal herido o viejo que tiene dificultades para desplazarse no es abandonado; es sostenido y estimulado por los otros. Se le proporciona alimento al animal inmovilizado (carnívoros). Asimismo, en estas sociedades los jóvenes huérfanos son cuidados por los adultos del grupo.