Muchos expertos y amantes de los perros creen que estos persiguen sus colas por una sencilla razón: los perros llegan a aburrirse. Esencialmente, no hay nada que suceda a su alrededor que capte la atención del perro. Cuando el animal alcanza a ver la cola en el borde de su línea de visión, el movimiento de aquella provoca repentinamente su interés. La idea de que la cola forma parte de su propio cuerpo y de que nunca llegará a alcanzarla en realidad no importa, pero el movimiento y la oportunidad de alguna actividad física y mental es atractiva. Si un perro persigue su cola con frecuencia, puede ser hora de ofrecerle otras diversiones que lo mantengan ocupado.
Un patrón en el comportamiento de muchos perros es el deseo de recibir la atención y el afecto de sus amos. Existe la posibilidad de que el perro ha aprendido que cuando persigue su propia cola, sus dueños le prestan más atención y responden a menudo con risa. Dado que este comportamiento produce una respuesta en sus amos que la mascota encuentra muy deseable, no es de extrañar entonces que cuando el animal quiera ser acariciado o atendido, de pronto lo veamos dando vueltas tras su cola.
Los perros también pueden optar por perseguir sus colas porque sufren de alguna molestia física. Las pulgas pueden estar presentes en la punta o la base de la cola. También es posible que algún tipo de irritación en la zona del ano le esté causando picazón o alguna otra forma de malestar. La conducta instintiva del perro provoca que el animal se lance al origen de la incomodidad, por lo que se activa la persecución. Si es un malestar físico el sospechoso de que un perro persiga su propia cola, un viaje al veterinario le ayudará a la mascota a aliviar el sufrimiento que da lugar a esta conducta.