En la fauna marina, quizá porque en el medio acuático la lucha por la vida es realmente despiadada, los recursos defensivos adquieren singulares características: organismos transparentes para hacerse prácticamente invisibles en el seno de las aguas (medusas, sifinóforos, crustáceos, algunos peces); coloraciones cambiantes (cefalópodos, peces); imitación de formas (habitantes de los fondos coralinos, formaciones de sargazos y otras algas). Los lenguados y rodaballos, peces planos adaptados a vivir adosados a los fondos arenosos, condicionan su coloración y aspecto exterior a las características del ambiente, y tienen la propiedad de adaptarse a las transformaciones que se produzcan en el mismo.
Una clase de hipocampo o "caballito de mar" (Phyllopteryx equus), que vive entre las algas de los mares tropicales, disimula su presencia entre las plantas marinas merced a los apéndices ramificados de su cuerpo.
La ictiofauna propia de las formaciones coralinas presenta notables ejemplos de adaptación. El Dermofofepii marmorahii es un caso de imitación cromática.
Los peces chatos o "peces de cara torcida" (lenguados, rodaballos y platijas), por su particular conformación, se adosan a los fondos arenosos y adquieren ese aspecto y coloración. La imagen muestra un lenguado (Bothus podas) mimetizado.
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