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Como resultado de una investigación efectuada en la década de 1920 por el zoólogo austríaco Karl von Frisch, sabemos ahora que una abeja obrera trasmite información a las demás obreras acerca de una promisoria fuente de alimentación valiéndose de una serie de danzas. Cuando la provisión de comida se encuentra a mano, la abeja que regresa realiza una danza alrededor de uno de los panales verticales de la colmena. Gira hacia la derecha y luego hacia la izquierda, una y otra vez.
Si la provisión de alimento se encuentra a una distancia de cien metros o más, la abeja que regresa efectúa una danza de cola. Primero da una corta y recta carrera hacia arriba o hacia abajo del panal, moviendo el abdomen de un lado a otro. Luego gira hacia la izquierda. Vuelve a correr rectamente con un meneo de cola y esta vez gira hacia la derecha. La abeja indica la distancia hasta el alimento por la rapidez de la danza: cuanto más lenta es ésta tanto más lejos está el alimento. Da la dirección de éste por la de su carrera recta. Si la danzarina se encamina directamente hacia arriba durante la parte de la danza en línea recta, significa que el lugar de la comida se halla en la misma dirección que el sol. Si el insecto se encamina directamente hacia abajo en su carrera recta, significa que las obreras tienen que volar hacia el lado opuesto al sol para alcanzar el alimento. Supongamos que la abeja va a 45° hacia la derecha de la vertical en la parte de su carrera en línea recta. Esto indica que el lugar de alimentación se encuentra situado a 45° a la derecha del sol.