Universo animal | insectos | A los longicornios se los encuentra a menudo cerca de los árboles, e incluso sobre ellos; las larvas de algunos se alimentan escondidas debajo de un pedazo de corteza algo suelta. También visitan las flores silvestres, sobre las cuales toman el sol y de cuyo polen se nutren. Muchos de ellos vuelan bien y se sienten frecuentemente atraídos durante la noche por las luces. Algunos escarabajos tropicales muerden la mano que los toca; otras, emiten un chirrido, que sin duda corresponde a una reacción defensiva. Este chirrido pueden producirlo, bien moviendo el tórax arriba y abajo, en fricción con el abdomen, bien frotando las patas posteriores con el borde de los élitros.
Xilófagos excepcionales
La mayoría de los longicornios están asociados a una o a unas pocas especies de árboles; en España los que más sufren como consecuencia de tales predilecciones son el pino y el roble. Los huevos son depositados en la corteza, y las larvas van minando hacia el interior. A medida que crecen, se convierten en grandes carcomas blancas o amarillas, con la cabeza redonda en vez de la común cabeza aplanada, y maxilas extraordinariamente fuertes con las que pueden raspar las maderas más duras. La mayoría de los insectos que se alimentan de madera no pueden digerir directamente la celulosa: tienen que devorar grandes cantidades de madera, como hace la oruga de la mariposa cosus, para obtener las proteínas que acompañan a la celulosa, a menos que alberguen en su tubo digestivo bacterias o protozoos que descomponen la celulosa, como es el caso de los termes y de los ciervos volantes. Pero las larvas de los longicornios son excepcionales porque cuentan con un enzima o fermento digestivo que transforma la celulosa, haciéndola asimilable.
Muchas larvas de longicornio tardan de dos a tres años en alcanzar su desarrollo completo, y a algunas les cuesta todavía más. Poco antes de convertirse en pupa, la larva perfora un túnel hacia el exterior, cuya boca obstruye con un tapón de fibras vegetales o de mucosidad calcárea endurecida. Cuando el escarabajo emerge de la pupa empuja este tapón, o lo atraviesa mordiéndolo. El escarabajo adulto no puede abrirse camino royendo madera sólida, pero puede salir a través del tapón preparado por la larva. Las que viven dentro de la madera están bastante protegidas contra sus enemigos, pero las que viven bajo la corteza o en madera carcomida constituyen presa favorita de los pájaros carpinteros. Existe en Nueva Zelanda un longicornio de gran tamaño cuyas larvas, conocidas localmente por el nombre de "hu-hu", son muy estimadas por los maoríes.