Es sabido que en su relación con los animales, los estadounidenses (y personas de otras nacionalidades) han tratado mal a las especies silvestres, sin embargo, cuando se trata de animales domésticos, a estos se les ha dado, en muchos casos, un tratamiento casi real.
En 2006 los estadounidenses gastaron 36 mil millones de dólares en sus mascotas, que fue el doble de lo que gastaron en juguetes para niños. Un año después, en 2007, pasaron a 41 mil millones de dólares. Aparte de la ropa de diseñador para chihuahuas y camitas de mil dólares, muchas personas consideran a sus perros y gatos como personas y están profundamente unidas a ellos emocionalmente. Pero esto no es nuevo, los estadounidenses tienen una larga historia de preocuparse por sus animales domésticos.
Un dato curioso es que cuando la atención pública se centró en el maltrato infantil en la década de 1970, no había suficientes leyes que protegieran a los niños, por lo que algunos casos tempranos fueron procesados bajo las leyes promulgadas por la Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad contra los Animales (ASPCA).