Los huevos eclosionan en cuatro semanas y, una vez secos, los polluelos son llevados al agua por ambos padres. La familia suele permanecer unida y su número es, a veces, aumentado por la compañía de otros tarros adultos que han perdido sus crías propias. Otras veces las crías se juntan en guarderías.
Vuelo migratorio del tarro
Cuando las crías son ya independientes, si no antes, los tarros adultos mudan la pluma. Como sucede en el caso de otros patos, las plumas remeras son rápidamente desechadas y las aves pierden su capacidad para el vuelo. El tarro, sin embargo, no muda la pluma en el lugar de cría, sino que se traslada a otro especialmente elegido para ello. Todos los tarros del noroeste de Europa migran a Heligoland, isla próxima a la frontera entre Alemania y Dinamarca, para mudar la pluma en las marismas de la región. La única, excepción la constituyen unos dos mil tarros que se trasladan a la bahía de Bridgewater, en el oeste de Inglaterra. Esta fase dura unas seis semanas, transcurridas las cuales regresan las aves volando a sus territorios de origen o, en el caso de que éstos se encuentren en las partes frías de Europa, emigran hacia el sur.
En una ocasión los tarros en muda fueron asustados por aviones militares, que utilizaron las ciénagas de Heligoland para sus ejercicios de bombardeo. Cuando aquéllos sobrevolaban la región los tarros, asustados, se sumergían, de modo que las ondas de choque de las bombas que explotaban debajo del agua mataron más animales de los que habrían perecido por impacto directo. A consecuencia de las protestas suscitadas, en lo sucesivo se utilizaron bombas sin espoleta cuando los tarros se encontraban allí.