El mamut, a pesar de ser un famoso paquidermo, no debe considerarse sin embargo un verdadero antepasado del elefante actual. Ambos derivaron de un progenitor común más antiguo. Es decir, que más bien son primos. El mamut vivió en la era Cuaternaria y fue, por tanto, contemporáneo de los primeros hombres.
De este animal, desaparecido hace decenas de miles de años, poseemos algunos ejemplares enteros perfectamente conservados entre los hielos de Siberia. El primer hallazgo de mamuts congelados tuvo lugar en Berezovka, Siberia, en 1901. Se trataba de un gran ejemplar caído tal vez en alguna profunda grieta del glaciar, puesto que presentaba fractura de la pata anterior derecha y de la pelvis. En su caída, el mamut había provocado un gran alud de nieve que le había sepultado en una trampa de hielo. Durante muchos siglos permaneció enterrado de esta guisa, hasta que el hielo se disolvió. Su cuerpo empezó entonces a descomponerse, y el hedor despertó la atención de unos perros que acompañaban a unos cazadores de pieles. Al llegar los primeros estudiosos, éstos descubrieron que el pelo, la piel e incluso la sangre del mamut, se habían conservado perfectamente. Desde entonces se han encontrado en el hielo muchos otros cuerpos de mamuts. Gracias a estos hallazgos, lo sabemos todo acerca de los enormes proboscidios que vivieron en la época de las grandes glaciaciones, y que eran muy distintos de los actuales elefantes africanos y asiáticos.