En la época de los grandes reptiles, hace 100 o 200 millones de años, la vida del mar experimentó una profunda modificación. Desaparecieron los peces provistos de coraza, destruidos tal vez por los voraces selacios, antepasados de los actuales tiburones.
Los peces de esqueleto cartilagíneo se hicieron muy numerosos y alcanzaron grandes dimensiones. Poco a poco fueron aumentando también los peces de esqueleto óseo, diferenciándose en un gran número de especies.
Su gran difusión se debió sobretodo a su enorme habilidad para nadar y alimentarse. Su aspecto era ya muy
parecido al de sus descendientes. Hace unos 100 millones de años ya habían aparecido prácticamente todas las especies de peces óseos que hoy pueblan los océanos, y desde entonces pocas han sido las modificaciones que han tenido lugar. Incluso las tortugas gigantes que hoy se pescan en el mar no han cambiado desde aquellos tiempos y son, en su aspecto, muy similares a la gran Archelon cuyas huellas fósiles se han descubierto en rocas de 100 millones de años de antigüedad.
Los únicos que experimentaron nuevas y profundas transformaciones fueron los selacios. Desaparecieron muchas especies, y otras modificaron por completo sus características, hasta adoptar el aspecto que presentan los escualos actuales.
En otros tiempos, estas especies eran muy numerosas en nuestros mares, y en las zonas fosilíferas de los Prealpes es bastante fácil hallar dientes de escualo