En las jaulas de los parques zoológicos suele figurar un rótulo con la denominación popular del animal, seguida de dos nombres en latín. Por ejemplo, en la jaula del león puede leerse: Felis leo; en la del tigre, Felis tigris; en la de la pantera, Panthera pardus. Se trata de las denominaciones científicas de los animales que ocupan esas jaulas. Figuran en latín porque éste es el idioma universalmente aceptado por los científicos para que no se produzcan confusiones, y se componen de dos palabras porque la clasificación se basa todavía en el sistema binomio propuesto por Linneo. En el ejemplo elegido, el primer nombre en latín de los tres animales citados es Felis, e indica el género al que pertenecen todos ellos. El segundo nombre se refiere, en cambio, a la especie.
En una misma especie se reúnen todos los animales que presentan idénticas características. Las especies que presentan características comunes forman un género: en nuestro caso, el género Felis, al que también pertenece el gato, Felis domestica.
Los distintos géneros de los animales forman una familia, y varias familias forman un orden. Los órdenes se agrupan en clases y las clases en tipos. El conjunto de estos últimos constituye el reino animal.