No todos los gatos juegan con lo que atrapan, la mayoría de los felinos son lo bastante rápidos en matar a sus presas y así proceder a comerlas.
El método típico de los grandes felinos al capturar un animal grande es sujetarlo con sus garras mientras aprietan las mandíbulas alrededor del cuello de la presa lo que rompe con facilidad su médula espinal o la sofoca.
Una muerte rápida tiene sentido. Después de todo, ¿por qué un gran felino querría perder energía en capturar y jugar con su presa, corriendo el peligro de que ésta se escape en un descuido?
Por supuesto, no todos los gatos siguen el método que tiene más sentido. Tomemos por ejemplo al serval, un gato montés que vive en el sur de África. Cuando caza, el serval actúa como un gato doméstico, juega con su presa, la libera y la atrapa de nuevo.
Tal vez, como un gato doméstico, el serval no necesita preocuparse de pasar hambre, así que puede darse el lujo de arriesgarse a dejar escapar un poco de comida, simplemente por el placer del juego.
Los servales, después de todo, son lo suficientemente pequeños para no requerir las mismas cantidades enormes de alimentos como los grandes felinos. Más importante, son devastadoramente eficaces en la caza.
Incluso a toda velocidad pueden cambiar de dirección en un santiamén y son capaces de saltar tres metros en el aire cayendo sobre sus víctimas con las dos patas delanteras.
Las estadísticas dan cuenta de su eficacia como depredadores. A la luz del día, los servales tienen éxito en la caza en un 40 por ciento de sus intentos. Durante la noche su porcentaje es de un sorprendente 59 por ciento.
Con una tasa de éxito tan grande, estos gatos pueden darse el lujo de arriesgarse a tener un poco de diversión sádica.