Para algunas personas, las tijeretas son animales simpáticos, sin saberse muy bien por qué. Para otras, por una creencia de que se introducen en el oído humano, son objeto de aprensión.
Los entomólogos parecen desautorizar la idea de que se metan en el oído, pero existen relatos auténticos en revistas médicas y en diarios profesionales de médicos particulares, con la característica, además, de que el paciente experimenta una sensación desagradable y se queja insistentemente de un "ruido de truenos" en el oído.
Es fácil distinguir a qué sexo pertenece una tijereta, el macho tiene las pinzas curvas mientras la hembra las posee rectas.