Los insectos son increíblemente abundantes en la naturaleza (hay alrededor de 750.000 especies descritas) y han ocupado casi todos los nichos ecológicos posibles. Además, son los únicos invertebrados con alas y pueden volar con gran rapidez. Un insecto puede ser descrito como un hexápodo (tiene seis patas), traqueado (posee tubos traqueales para el intercambio gaseoso) y articulado (presenta articulaciones).
Su cuerpo se divide en tres partes principales: cabeza, tórax y abdomen. En la cabeza tienen diferentes receptores como ojos compuestos (visión) y ojos simples u ocelos (detectan diferentes grados de luminosidad). Poseen, también, un par de antenas y un aparato bucal formado por un par de mandíbulas, un par de maxilas y un labio, que suele estar adaptado para picar, chupar, masticar o lamer. En el tórax están los órganos de movilización (patas y alas); poseen tres pares de patas y uno o dos pares de alas, dependiendo del orden. El abdomen carece de estructuras que sobresalgan y puede tener hasta 11 segmentos. La excreción la realizan por medio de túbulos de Malpighi que reciben los desechos desde el intestino.
