Los castores (genus Castor) construyen diques en los ríos para que se formen estanques profundos donde hacer sus madrigueras. Los diques y las madrigueras están hechos de troncos, barro y rocas. La parte superior de la madriguera está en la superficie, pero la entrada queda sumergida. Así evitan que les entren depredadores, como osos y lobos. Dentro se está caliente y seco, y las pequeñas crías están a salvo.
A pesar de la gran cantidad de árboles que talan, los castores no suelen perjudicar el ecosistema en el que viven, por el contrario, lo mantienen saludable, pues sus diques proveen una gran cantidad de beneficios; entre otras cosas, estas barreras propician la creación de humedales, ayudan a controlar inundaciones y eliminan contaminantes de la corriente. No obstante, en ecosistemas extraños para ellos, estas modificaciones al ambiente pueden ser perjudiciales, como ha sucedido, por ejemplo, con los castores introducidos en Tierra del Fuego y en las comunidades españolas de Navarra y La Rioja.