El cascanueces, un cuervo extraño

Las dos especies de cascanueces representan a miem­bros insólitos de la familia córvidos. Midiendo alre­dedor de 30 cm de longitud, el cascanueces europeo es de color castaño negruzco moteado de blanco. Cuando vuela se observa que posee alas anchas, cola corta, y un pico notablemente largo y puntiagudo.
Se extiende a través de Europa central y septentrio­nal; en la Rusia europea y en el norte y centro de Asia vive una subespecie, el cascanueces de pico fino. El cascanueces de Clark, del Oeste norteameri­cano, de iguales costumbres, es principalmente gris, siendo sus alas y cola blanquinegras. Es difícil dis­tinguir en la campiña a las subespecies de pico grueso y de pico fino. Esta última penetra a veces en el in­terior de Europa, llegando incluso hasta las islas británicas.

Costumbres similares al arrendajo
Los cascanueces se encuentran en su elemento en los bosques de pinos o en aquellos mixtos en los que abundan las coniferas. Fuera de la es­tación de cría se dispersan más en los bosques de hoja caduca, especialmente donde hay ave­llanos. En estos habitáts se mueven des­preocupadamente, formando grupos varios que pasan gran parte del tiempo en el suelo, des­plazándose pesadamente como los arrendajos. Vuelan también por encima de la copa de altos árboles o se posan en sus más elevadas ramas, mostrándose menos tímidos que aqué­llos. Sus llamadas suenan ásperamente, pero resultan menos estridentes que las de los arrendajos y poseen mayor alcance; en primavera emiten un gorjeo que no deja de ser musical, pero permanecen silenciosos a lo largo de la estación de cría.