El veloz casuario

   El mayor de los casuarios, el casuario gigante, puede medir 1,9 m de altura y pesar hasta 68 kg. A pesar de su tamaño, los casuarios rara vez se ven, ya que son desconfiados y viven ocul­tos, moviéndose en la densa selva, o buscando rápidamente cobijo en ella, si se les sorprende en campo abierto. Puede oírseles más fácil­mente, y su llamada es una especie de ronco y profundo graznido. Pueden correr a 50 km por hora, incluso a través de matorrales den­sos y espinosos, dirigiendo hacia abajo y de­lante la cabeza, protegida por el casco óseo. Las recias plumas de las alas, mantenidas adosadas a la curva del cuerpo les protegen igualmente de las espinas y las lianas. Ade­más, estas aves tienen trazados caminos regu­lares, a manera de túneles, entre la vegeta­ción. Los casuarios pueden saltar obstáculos, sumergirse en el agua y nadar en los ríos, y para defenderse, pueden asestar terribles gol­pes con sus largas uñas semejantes a puñales. La más estudiada de las 3 especies, el ca­suario australiano, da vueltas solo o en parejas y, de vez en cuando, llegan a verse hasta seis juntos. Estas aves descansan, durante las horas más cálidas del día, en parajes soleados, que visitan regularmente.