El mundo de los pingüinos


   LOS navegantes españoles y portugue­ses, que en la época de los descubrimientos geográficos visitaron los ma­res australes, observaron un tipo de aves que vivían en nutridas colonias, que no volaban y en cambio eran agilísimas nadadoras. Su mansedumbre y la curiosa posición erguida que adoptaban para andar o pararse, hicieron que se les bautizara con los nombres de "pájaros bobos" y "pájaros niños". Los marinos ingleses, llevados por la similitud que les notaron con las ya desaparecidas alcas o pingüinos verdaderos del hemis­ferio norte (Pingüinus impennes - Álcidos), denomináronlos también pin­güinos, y con este nombre se les designa generalmente.


SU ASPECTO
El aspecto de los pingüinos es diferente al común de las aves; el cuer­po es fusiforme, adaptado al deslizamiento en el agua, y las patas, colo­cadas muy atrás, son cortas y robustas, con tres de sus cuatro dedos unidos por membranas. Tal inserción de las patas los obliga a adoptar una posición vertical, y para conservarla se apoyan en los tarsos y en las plumas rígidas de la cola. El plumaje denso, aplastado y engrasado, pro­tege perfectamente el cuerpo aislándolo del agua de mar. Las alas, que semejan muy bien aletas de tiburón, tienen plumillas lisas y escamifor-mes. Son tan inútiles instrumentos de vuelo, como eficientes nadaderas.
   El pingüino es también sobresaliente buceador. El pico, robusto y com­primido, está conformado para atrapar y retener crustáceos, moluscos y pececillos, que, en este orden, constituyen su alimento principal.


LAS CRÍAS
Cuando salen del huevo, las crías están cubiertas por un denso plumaje y nacen terriblemente hambrientas. Sus padres, siem­pre alternándose por miedo de que la cría sea robada por otros pingüinos o por un pá­jaro ladrón (sobre todo gaviotas y petreles), corren del nido al mar y viceversa para pes­car y llevar alimento al recién nacido, ali­mento que le regurgitan dentro de la boca.
   La crianza dura varias semanas a fin de que el hijo alcance dimensiones iguales a las de los padres. En un determinado mo­mento el joven pingüino cambia su su plumaje y adquiere el definitivo. Entonces está listo para sumergirse en el agua. Todos juntos, los diversos miembros de la gran "ciudad" abandonan el lugar de nidificación y entran en el mar, donde permanecerán durante varios meses.


ALGUNAS CUALIDADES
Los pingüinos no sobresalen por su inteligencia. Son mansos y, además, curiosos. Basta que encuentren sobre las costas un objeto no familiar, una piedra coloreada, un hueso, etc., para que lo guarden con cuidado e interés.
   Frente al hombre se alejan, pero no no mucho a fin de poder admirar, a prudente distancia a tan "extraño animal'. Son domesticados fácilmente y cobran afecto a quien los cuida y les da de comer.