El equilibrio en la naturaleza

¿CÓMO ALCANZA LA NATURALEZA SU EQUILIBRIO?

   La naturaleza alcanza un equilibrio provisional cuando las plantas y animales de una zona se encuentran adaptados lo mejor po­sible a las condiciones físicas (clima, suelo) del medio. Si el clima o la naturaleza del suelo cambian, el equilibrio no es alcanzado. Si el hombre interviene, ya no hay equilibrio, salvo en el caso de sociedades muy primitivas de cazadores o de recolectores. Éstos se integran simplemente como depredadores al sistema de la sel­va ecuatorial. Al estado de equilibrio de un conjunto natural se le llama climax; se determina la estabilidad del ecosistema por me­dio de sus especies vivientes, así, un abetal alpino no tocado por el hombre presenta a los ani­males, plantas y microorganismos en asociaciones y propor­ciones constantes; se observa una dominancia del abeto común acompañado de hayas y árboles menores como el abedul y el avellano y se encuentran animales característicos como el pico negro o la ganga de bosque. Después de una perturbación, este climax no puede restaurarse, más que después de largo tiempo (unos años o varios siglos).
   En relación con la escala geológica del tiempo, no puede hablar­se de equilibrio en el medio natural, pues el clima y los suelos cambian mucho al pasar los milenios y esto sin contar las in­migraciones espontáneas de plantas, animales y microorganis­mos nuevos en el medio. De hecho, un climax es siempre un equilibrio inestable; frecuentemente se revela cíclico durante lar­gos periodos, si el clima es estable. Es así que, después de siglos, las bacterias y hongos no llegan a "digerir" la enorme cama ácida del abetal. Los abetos jóvenes no se pueden desarro­llar, se instala la landa, que permite la producción de hayas, lo que da lugar a su vez a que el abeto retorne, sucediéndose este ciclo por varios milenios; siempre con la condición de que el cli­ma y las especies no cambien.