Las aves rapaces están agrupadas en dos órdenes sin parentesco: rapaces diurnas o falconiformes y rapaces nocturnas o estrigiformes.
Ambos grupos comprenden animales con patas provistas de garras, pico encorvado y grandes ojos, a menudo de tamaño considerable; los que son "cazadores" tienden a parecerse a grupos lejanos pero de la misma clase.
Las "cazadoras" y "pescadoras" comprenden a la totalidad de la lechuzas y los búhos. La mayoría de las rapaces diurnas, en cambio, son "oportunistas": cazan toda clase de presas, no desdeñan la carroña y a veces son ladronas. Es el caso del cernícalo, por ejemplo.
Entre las aves de rapiña se encuentran: el buitre, el cóndor, el quebrantahuesos, el zopilote y el milano. Estas aves visualizan desde lo alto vastas extensiones de tierra o agua y viven de los cadáveres que encuentran. El buitre y el cóndor tienen garras muy débiles, incapaces de acarrear cualquier presa; si quieren alimentar a sus crías, regurgitan la carne, o la acarrean en el pico. El milano puede cazar, pero prefiere explotar las orillas de los ríos, los bordes de las carreteras o los montones de basura, como hacen los zopilotes de las regiones tropicales. Algunas aves rapaces son frugívoras, como el buitre del palmito en África, que se alimenta de las frutas de esta palmera, o el carancho sudamericano.
Entre las aves rapaces diurnas, que son depredadoras, algunas se especializan en la caza de insectos; el cernícalo caza grillos, alacranes, saltamontes y el halcón Robez atrapa al vuelo libélulas y mariposas. En la América tropical existe un cernícalo que se alimenta casi exclusivamente de una especie de caracol marino.