Monos de Asia y África

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Características de los monos de Asia y África
En los monos asiáticos y africanos el tabi­que internasal es muy estrecho—por lo que se llaman en general catarrinos, a diferencia de los de tabique nasal ancho, que se denominan platirrinos—y todos poseen 32 dientes. Tam­bién hay dos grupos distintos, el de los cerco-pitécidos y el de los monos antropomorfos. Los primeros tienen siempre callosidades isquiáticas bien desarrolladas y, por lo general, cola muy larga aunque jamás prensil; los segundos care­cen de callosidades o las tienen muy pequeñas, carecen de cola y ofrecen mayor semejanza con el hombre.

Muchos cercopitécidos tienen por dentro de los carrillos unos abazones o bolsas en comu­nicación con la boca, en los que pueden guar­dar por algún tiempo su comida, que consiste, sobre todo, en frutos y semillas. Entre ellos están los cercopitecos, monos africanos de co­la muy larga y lindo pelaje, casi todos con pobladas patillas amarillas o blancas, y al­gunos con una blanca barba, o con una mancha, también blanca, en la punta de la nariz o so­bre la boca. Son diestros trepadores, muy ágiles, bulliciosos y amigos de entrar en las huertas para llevarse todo cuanto pueden. Los mangabeyes, también africanos, son de colores más sombríos. En cambio, el patas, que vive en las zonas semiáridas del Sudán, es de un hermoso color rojo que ha dado pie para que a veces se lo haya denominado "mono húsar".

Los macacos son los representantes de los monos con abazones en Asia y el Archipiélago Malayo, si bien una especie vive, por excep­ción, en Marruecos y Argelia, y es también la que hay en Gibraltar. Este macaco no tiene co­la; de los demás, unos la tienen larga, como el chongo, muy común en Filipinas, y otros ca­si carecen de ella, como ocurre con el mono japonés. En este sentido ocupa un término me­dio el reso o macaco de Bengala, que es el que con más frecuencia se ve en los jardines zoo­lógicos; por su adaptabilidad a la vida en cautividad, este macaco de cola corta se uti­liza en los laboratorios de biología para las investigaciones relacionadas con la salud del hombre. El wanderu es un macaco de la India con una espesa melena que le da cierto aire leonino. Todos los macacos viven en los bos­ques, algunos junto a los ríos o al mar y otros en zonas montañosas; una especie se encuentra en las montañas del N. de la India, hasta los 2.000 ms. de altitud.

Los papiones o cinocéfalos son monos muy fornidos, con un hocico largo y grueso, como el de los perros, y fuertes colmillos. Todos ellos son de África y viven preferentemente en lugares abiertos o en las montañas; suben a los árboles menos que otros monos; por lo general andan en grandes bandas, que a veces ocasionan serios daños en los campos cultiva­dos y aun en los rebaños de ovejas, pues si bien comen habitualmente frutos y raíces, de vez en cuando revelan instintos carniceros. Irascibles y bravos, no temen hacer frente al leopardo cuando se atreve a atacarlos. Una es­pecie de este género figuraba entre los anima­les sagrados de los antiguos egipcios. El gelada de las montañas de Etiopía constituye por sí solo un género muy próximo a los papio­nes, de los que se distingue por sus largas melenas y por una gran calva de color escarla­ta que presenta en el pecho. Son asimismo pa­recidos a los papiones los mandriles de los bosques de Guinea, de cola muy corta y siem­pre levantada, con enormes callos isquiáticos de vivo color encarnado. Hay dos especies, el dril, que tiene la cara negra y brillante co­mo el betún, y el mandril, de nariz escarlata entre mejillas hinchadas y rugosas de un bri­llante color azul de cielo, conjunto que le comunica un aspecto a la vez grotesco y repul­sivo. Ambos son huraños y, en ocasiones, has­ta feroces.

Los langures o semnopitecos, propios de la India y de algunas de las principales islas del Archipiélago Malayo, son cercopitécidos que carecen de abazones, todos ellos de formas es­beltas y larga cola, con pelaje tan pronto gris o rojizo como enteramente negro. Es de notar que en algunas especies los jóvenes tienen el color muy distinto del de los adultos. Son muy arborícolas y no sólo comen frutas, sino también hojas y flores en gran cantidad; su estómago, adaptado a esta alimentación, se parece un poco al de los rumiantes. Entre es­tos monos figura el hanumán, venerado por los hindúes en recuerdo de un mono sagrado del mismo nombre que desempeña un importante papel en la tradición religiosa de la India. Para un brahmanista, matar un mono es un pecado imperdonable; en la India existen tem­plos en los que dichos animales son cuidados y protegidos como corresponde a su categoría casi divina. Muy afín a los langures es el násico, mono de los bosques pantanosos de Borneo, que tiene una nariz larga como la de un polichinela. En singular contraste con esta especie, el rinopiteco de las altas montañas del O. de China posee una ridicula naricilla pun­tiaguda y respingada.

En África, los únicos cercopitécidos sin bolsas bucales son los colobos, monos bastan­te parecidos a los langures asiáticos, de los que se diferencian porque, al igual que los monos arañas de América, carecen de dedo pul­gar en las manos. Hay colobos de pelaje rojo, otros son en parte rojos y en parte negros, algunos negros totalmente y, el guereza, de Abisinia y el África or., que es la más bella especie del género, es negro con franjas de largos pelos blancos a lo largo de los costa­dos y la cola, que penden como si formasen un velo. De estos colobos son las pieles de mono tan estimadas como ornamento por las damas elegantes.