Los órganos internos del bacalao

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EL CORAZÓN Y LA CIRCULACIÓN DEL BACALAO

El simplísimo corazón del bacalao (y de todos los teleósteos) se encuentra inmedia­tamente detrás de la cabeza, y está consti­tuido, como se ve, por dos únicas cavidades. La sangre venosa, proveniente del cuerpo, lle­ga al seno venoso, de allí entra en el atrio o aurícula, y después en el ventrículo, que tie­ne fuertes paredes. El ventrículo, contrayén­dose, impele la sangre hacia las branquias, donde se oxigena. Convertida en arterial, la sangre parte de allí sin retornar al corazón para recibir otro nuevo impulso cardíaco. Es una circulación "simple", en la cual la sangre pasa una sola vez por el corazón.

LAS BRANQUIAS Y LA RESPIRACIÓN

La respiración del bacalao se realiza, como en todos los peces, por medio de las bran­quias. El agua entra en la boca, pasa a tra­vés de la faringe e irriga las "laminillas bran­quiales", riquísimas en capilares, a través de cuyas paredes se realizan los intercambios gaseosos. Luego el agua, desprovista ya del oxígeno que llevaba en disolución, sale por una abertura protegida por el opérculo.

EL APARATO DIGESTIVO DEL BACALAO

Es una regla cono­cidA la de que los animales, cuanto más alimentos de difícil digestión comen, tanto más complicado tienen el aparato digestivo. El bacalao, un hermoso pez, come . . . peces, que son de fácil diges­tión. Su aparato digestivo, por consiguiente, es muy sencillo: el estómago es un simple ensanchamiento del tubo digestivo, y el intestino es casi rectilíneo. En la zona del píloro existen los apéndices pilóricos, que tienen la misión de aumentar la superficie absorbente del intestino. La lengua es pequeña y siempre inmóvil; los dientes sirven sólo para retener la presa (dientes prensores).

EL CEREBRO Y EL SISTEMA NERVIOSO

A ningún pez, en este caso el bacalao, se le puede acusar de ser un animal estúpido; ciertamente, su cerebro es mucho más simple que el de los mamífe­ros o el de los pájaros, pero no se debe creer que sea por esto un animal completamente obtuso. Por ejemplo, en la búsqueda del alimento, a menudo se manifiesta astuto y habilísimo. El cerebro del baca­lao (y de los teleósteos) tiene hemisferios cerebra­les pequeños, es decir, aquella parte que en el hom­bre es el asiento de la actividad mental; muy de­sarrollados los lóbulos del olfato y las partes que presiden la vida vegetativa, es decir, los diferentes aparatos (muscular, digestivo, etcétera).

LA VEJIGA NATATORIA

La mayor parte de los peces óseos, incluso el ba­calao, tienen un órgano especial, la vejiga natato­ria, que consiste en un saco que está conectado con la faringe y a veces también con el intestino (esto último no se aplica al bacalao).
Este pequeño globo contiene una mezcla de oxí­geno, nitrógeno y anhídrido carbónico, producida en sus mismas paredes; le sirve al animal para man­tener su cuerpo en equilibrio en las diversas profun­didades, para indicarle al pez la profundidad alcan­zada y para descender o ascender dentro del agua.

LOS OJOS Y LA VISTA

El ojo del bacalao, en el estado de reposo, se halla regulado para la vi­sión a corta distancia (mientras que en los vertebrados terrestres, para la visión lejana). El cristalino tiene for­ma esférica. En casi todos los teleós-teos faltan los párpados.

LA LÍNEA LATERAL

Observando al bacalao puede notarse, a lo lar­go de sus flancos, una especie de línea oscura. Es­ta es la "línea lateral", un órgano particularísimo que poseen los peces: se trata de pequeños agrupa -mientos de células sensibles, alineadas en un canalillo, que corre casi en la superficie a lo largo de los flancos. Las células están ligadas con un ner­vio que transmite las impresiones al cerebro. Estos órganos tienen diversas funciones: la de percibir los movimientos del agua, señalar la presencia de obstáculos, etc. Los podemos definir como un amplio y múltiple órgano sensorial.

LAS OREJAS Y EL OÍDO

El bacalao carece de pabellón auditivo y tampoco tiene el oído medio, sino sola­mente el oído interno. En su parte inte­rior existe una serie de granulillos, muy semejantes a piedrecillas, los "otolitos", que sirven al pez como órgano de equi­librio. Y ésta es la función del oído.

LA NARIZ Y EL OLFATO

El bacalao no tiene una verdadera na­riz, con cavidades que se abren hacia el exterior, pero posee dos pequeñas fosas, en la vecindad de los ojos, con la superfi­cie interior dispuesta en pliegues. Estas fosas nasales, en razón de que reciben también estímulos químicos (o sea, de los sabores), probablemente son, al mismo tiempo, órganos del olfato y del gusto.

EL ESQUELETO

El esqueleto óseo del bacalao es mucho más complicado y con más huesos que el de los otros vertebrados. El cráneo está formado por numerosos huesos, no soldados entre sí. Lo que solemos denominar "espinas", son las costillas. Las aletas tienen una armazón esquelética compuesta por numero­sas espinas. Las dos aletas torácicas y las dos ventrales pueden perfecta­mente ser comparadas con las patas o miembros de los otros vertebrados. Tienen el esqueleto dividido en dos partes: el tronco y las extremidades.