Es indudable que las serpientes siempre han sido consideradas como un tanto extrañas y misteriosas. Quizá eso se deba a su forma peculiar y a su manera fascinadora de arrastrarse. O tal vez porque son tan silenciosas. Se deslizan rápidamente y sin el menor ruido. No tienen reclamo, como casi todas las aves, ni aullido, como muchos animales salvajes. Posiblemente nos parezcan misteriosas porque son tan solitarias e independientes. Cada serpientes vive sola desde el día en que nace. Nunca hace un nido para abrigar a sus crías, como los pájaros y otros animales. Por supuesto, algunas serpientes son venenosas y eso induce a la gente a apartarse de todas ellas, aun de las inofensivas.
Mientras más sabemos acerca de las serpientes, mejor comprendemos que no son nada misteriosas. Tienen su propia manera de vivir, como muchos otros animales, y ocupan un lugar muy importante en la fauna. Las más de las serpientes son inofensivas, muchas útiles y todas ellas interesantes. Los antiguos egipcios probablemente se dieron cuenta de eso cuando empezaron a proteger a las serpientes en sus templos, ya que muchas de ellas ayudan al agricultor. Se comen a los topos, las ratas, los ratones y otros animales pequeños que destruyen las cosechas. Algunas serpientes comen caracoles e insectos. Otras, que son inofensivas, matan a las venenosas.
Algunas personas matan a las culebras sin pensar dos veces. Con frecuencia, matan a las que son útiles, o a las inofensivas. A todas ellas se les debería dejar en paz, sean o no valiosas. Si esas personas supieran algo más acerca de las serpientes comprenderían lo mal que hacen cuando, impulsadas por un temor infundado, las matan.