Un caimán que ataca después de muerto

caimán
 Hay relatos de un animal que puede morder —incluso arrancar el brazo de un hombre— después de muer­to. Vivo es relativamente inofensivo pero, una vez que lo han ma­tado, se vuelve positivamente loco.
Su extraña habilidad para moder, media hora o más después que se le ha roto el cuello, es un riesgo que deben correr los que siguen una de las profesiones más arriesgadas —los cazadores de cocodrilos de la jungla—. Sus relatos son epopeyas semejantes a las que se relatan en Moby Dick, con respecto a las ballenas del Antartico. Uno de los expertos entre ellos es el Dr. Fred Medem, colaborador del Smithsonian y profesor de zoología en la Universidad de Bogotá, quien ha sido mordido en dos ocasiones por reptiles "muertos". E1 animal es el caimán, un poco más pequeño que el lagarto o el cocodrilo, y quizá, más semejante al primero. Su cuero, como el de los demás pertenecientes a la familia de los cocodrilos, es valioso para ser utilizado como piel y, por esta razón, durante los últimos años ha sido perseguido de tal forma que casi se ha extinguido, debi­do a los cazadores profesionales que lo han seguido a través de las selvas y lagunas colombianas y brasileñas. El Dr. Medem es un zoólogo eminente. Él no cree, por supuesto, que ningún animal que esté completamente muerto pueda arrancar el brazo de un hombre, pero explica lo que él mismo ha experimentado. Él cree que parte del sis­tema nervioso del caimán, que es el que activa el hocico y la boca, está de alguna manera desconectado del resto, y no muere, por lo tan­to, al mismo tiempo. De este modo, el reptil muerto no tiene con­ciencia mientras muerde. Es una acción refleja de una pequeña parte del sistema nervioso que, de algún modo, no está completamente muerta.