¿Por qué la mariquita es un in­secto útil para el hombre?


   Los coleópteros se cuentan entre los insectos más perjudiciales, tan­to por el número de especies exis­tentes como por la voracidad de sus larvas y de los individuos adul­tos. Pero en esta gran familia exis­te también la excepción a la regla, y es la simpática mariquita de siete puntos, el pequeño coleóptero de élitros color rojo intenso que cam­pa por nuestros jardines. La mariquita no mide más de me­dio centímetro de longitud, y tiene la forma de un huevo cortado lon­gitudinalmente por la mitad, al que un caprichoso pintor hubiera dado una mano de esmalte rojo y motea­do después el conjunto con algunos lunares negros.
   Gusta mucho de los afidios, los verdes pulgones de la rosa; de ahí que sea una valiosa aliada del jar­dinero y el agricultor. Allí donde hay mariquitas desaparecen en po­cos días los minúsculos pulgones que succionan la linga de las plan­tas.
   Pone sus huevos en las mismas plantas infestadas por los afidios, ya que al nacer las larvas de mari­quita son también carnívoras y se alimentan de los conocidos pulgo­nes verdes.
   En una estación pueden desarro­llarse varias generaciones de mari­quitas, pues su ciclo de crecimien­to dura poco más de un mes. Cuan­do llega el frío, estos insectos se reúnen en lugares abrigados y pa­san el invierno en letargo. A veces son combatidos y alejados por las hormigas, las cuales consideran a los pulgones como sus «cabras» succionándoles un líquido azuca­rado que les gusta mucho.