La dieta del cascanueces

   Por una buena razón lleva esta ave su nombre. Dentro de su pico, en su parte inferior, existe una pro­yección que encaja perfectamente en una ca­vidad de la parte superior. El conjunto forma un cascanueces de gran eficacia. Su alimento se compone principalmente de semillas de pino, abeto, cedro, alerce y, sobre todo, de los piñones del pino cembro o arolla (Pinus cembra), llamado también pino suizo, cuyas gran­des semillas carecen de apéndices foliáceos. Las semillas son extraídas generalmente de las mismas pinas cuando éstas cuelgan aún de las ramas, aunque bien puede también ser que los cascanueces sostengan las pinas con sus patas, mientras permanecen acuclillados en una rama o en el suelo. Este es el caso, sobre todo, cuando se trata del pino arolla. Bellotas, hayucos, avellanas y nueces forman también. parte de su dieta, como asimismo las bayas de enebro. Insectos y lombrices de tierra, huevos y crías de las avecillas del bosque, vienen a completar su dieta. Sin embargo, las coni­feras proporcionan la base de su alimentación. y este hecho determina la distribución y los lugares de reproducción de los cascanueces; dado que la cosecha de piñones varía de año en año, los movimientos de estas aves cambian a este tenor.


Dieta infantil de avellanas
El nido se encuentra siempre en una conifera, a 5 o 10 m del suelo, generalmente en la proximidad del tronco. Se compone de musgo, liquenes y ramas reforzadas con tierra, y está revestido en su interior con hierba y con li­quen velloso Usnea barbota. La puesta consiste habitualmente en 3 huevos de color verde-azulado con marcas pardoliváceas o grises, y se produce durante marzo y abril. La incuba­ción dura 18 días y corre a cargo de la hembra que, durante este tiempo, es alimentada por el macho. Las crías continúan en el nido unas 3 o 4 semanas, durante las cuales sus pro­genitores las cuidan, llevándoles comida en el interior de su buche. La provisión consiste en avellanas que, enterradas el otoño anterior, las descubre el cascanueces, capaz de dar con sus graneros incluso cuando el suelo se encuen­tra cubierto de nieve. El éxito o fracaso de la reproducción depende directa­mente de la cosecha de avellanas. Si ésta es buena, la puesta puede consistir hasta en 4 o 5 huevos, y el grado de supervivencia de las crías será mayor.