¿Puede ser más larga la vida de las formas larvarias que la del adulto?

   A menudo la duración de la vida en estado adulto es superior a la de la forma larvaria. Así sucede, por ejemplo, con los batracios, moluscos, crustáceos, etc.
   Las situaciones más curiosas se encuentran entre los insectos. A veces, el adulto tiene una vida más larga, como sucede con cier­tas mariposas de la familia de las vanesas que, después de apa­recer a principios de verano, pasan el invierno al abrigo en las granjas o en los troncos de los árboles y reaparecen en primave­ra, mientras que su desarrollo larvario sólo dura dos o tres me­ses. En otros casos, los dos periodos tienen una duración casi igual: la abeja obrera vive alrededor de tres semanas, tanto en estado larvario como adulto; lo mismo sucede con el mosquito común, diez días en estado larvario y ocho en estado adulto.
   Sin embargo, en ciertas especies la duración de la vida larvaria es muy larga. En mariposas como la gran pavón nocturna, y co­leópteros como el tucano, el abejorro, etc., el periodo larvario puede durar 2, 3, y hasta 5 años. Un ejemplo clásico es el de la efímera que no vive más que algunas horas en estado adulto, cuando la larva acuática puede vivir varios años. En este sentido, el récord lo posee una cigarra americana, cuya vida en estado larvario dura diecisiete años.