"Echan la red" para comer
La alimentación de las cestas de mar varía con la edad y, hasta cierto punto, con las especies. Por lo general, los individuos jóvenes comen detritos orgánicos, esto es, partículas diminutas de la descomposición y disolución de los cuerpos de plantas y animales. Se da una "lluvia" continua de estos materiales, desde las capas altas del océano, ricas en vida, hasta las profundidades en donde habitan las cestas de mar. Los jóvenes extienden sus brazos articulados al igual que los adultos, pero atrapan con ellos las partículas, que pasan entonces a la boca. Los adultos, cuando tienen hambre o son estimulados por un animalito que les haya tocado uno de los brazos, levantan éstos formando una especie de cuenco, aunque uno o dos brazos siguen asidos para sostenerse. Cuando un animalito nadador, tal como un copépodo, roza al pasar una ramificación del brazo, ésta se enrosca rápidamente en torno a él; si el animal es más grande, como una quisquilla, por ejemplo, ayudan otras ramas del brazo. Cuando ha capturado varias presas todo el brazo se dobla hacia dentro para pasar la comida a la boca.
La estrella arborescente de cabeza de gorgona (Gorgonocephalus) despliega sus cinco brazos, númerc corriente en estos equinodermos. Camina por el fondo del mar enrollando sus ramificaciones en las crestas del suelo.
Ciclo biológico de las cestas de mar
Se sabe poco de su desarrollo, salvo que los huevos son puestos en el agua, donde quedan en libertad, suponiéndose que se convierten en larvas parecidas a las de las ofiuras. Los jóvenes de una de las especies, viven como parásitos sobre'un coral alcionáceo y, cuando son lo bastante mayores para que se ramifiquen sus brazos, se desplazan buscando un adulto de su propia especie para asirse a él.