Extinción del cervicapra
El cervicapra forma uno de los signos del Zodíaco indio y, a menos que se apliquen eficaces medidas de conservación, puede llegar el día en que este animal sea tan legendario como algunos de los que integran los signos de otros zodíacos. Este antílope debe de haber sido muy abundante en otro tiempo. Hace menos de cien años, Lyddeker aludía a rebaños formados por centenares y hasta miles de individuos. En la actualidad sólo hay pequeños grupos en las reservas, habiéndose casi extinguido fuera de ellas. La caza de cervicapras con guepardos amaestrados fue el deporte tradicional de príncipes y nobles. En el siglo XVI, el emperador mongol Akbar poseía 1.000 guepardos adiestrados para la caza. Estos carniceros eran transportados en un carro de bueyes hasta el lugar donde pastaban los cervicapras. Se les libraba entonces del capirote que cubría su cabeza, para azuzarlos en pos de su presa. Si el guepardo no lograba alcanzar a aquélla en los primeros 90 m de carrera, renunciaba a la persecución, pero si su acción tenía éxito se le recompensaba dándole a beber la sangre del cervicapra.
A raíz de la ocupación de la India por los británicos, la caza del cervicapra con armas de fuego se convirtió en uno de los deportes favoritos. El mayor F. G. Alexander escribe en 1911 acerca de la muerte de unos 200 cervicapras como parte de sus gestas cinegéticas, y no cabe duda alguna de que estos lances eran comunes entre muchos otros oficiales británicos. Al mismo tiempo, el oficial citado señalaba que la caza furtiva era muy corriente, y que las gentes utilizaban para ella trampas fabricadas con cuero de cervicapra, o bien organizaban partidas de caza en Las cuales los ojeadores levantaban la presa y la conducían hasta lugares donde aguardaban expertos tiradores provistos de armas que se cargaban por la boca. Esta, probablemente, ha sido la causa de la casi total extinción del cervicapra.