Entre más grande es el cerebro de un animal, es decir cuanto más desarrolladas están sus facultades nerviosas, más necesita dormir y soñar; el récord en esta materia lo tiene el hombre, naturalmente. Cuando se desciende en la escala zoológica se puede constatar que todos los pájaros y los mamíferos duermen y sueñan, el sueño desaparece en los reptiles y en los peces, el sueño mal caracterizado, no es más que un reposo físico acompañado de una disminución de la atención. Entre los vertebrados superiores, los animales sociales tienen un sueño más largo y continuo que los solitarios, lo mismo que los depredadores con respecto a los herbívoros y los animales con guaridas respecto de los que viven al aire libre; un ciervo, por ejemplo, no duerme profundamente más que algunos minutos o decenas de minutos al día, mientras que el gato duerme horas y el perro más aún.
Los murciélagos y los insectívoros duermen con frecuencia, bajando su temperatura interna. Los cetáceos y los pinnipedos (focas y leones marinos) duermen nadando sobre o dentro del agua; los vencejos duermen volando, el trepatroncos duerme asido verticalmente a una corteza. Los ungulados, rumiantes o no, duermen de pie o arrodillados; es muy raro que un herbívoro se acueste para dormir, el puerco lo hace, pero es un omnívoro inteligente y sociable.