La otaria, o león marino, que se desplaza por tierra con relativa soltura, se puede domesticar fácilmente. Está dotado de un sentido innato del equilibrio y por ello no le cuesta aprender a jugar con pelotas y balones. Las morsas, que llegan a pesar hasta una tonelada, poseen largos caninos que utilizan para salir del agua y también para despegar los crustáceos adheridos a las rocas. Las focas se mueven en tierra desmañadamente, sobre todo la especie más pesada, el elefante marino, que alcanza 5 o 6 metros y pesa de 2 a 3 toneladas. Se las caza por su piel y por sus grasas. Sólo están realmente a salvo en el agua, donde, a pesar de su volumen, se revelan como ágiles y rápidas nadadoras.
¿Qué son los otarias?
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Las otarias —o leones marinos—, morsas y focas nadan en todos los mares del mundo, hecho insólito, también en el el mar Caspio y el mar de Aral, aunque sus preferencias son el Ártico y el Antartico.
La otaria, o león marino, que se desplaza por tierra con relativa soltura, se puede domesticar fácilmente. Está dotado de un sentido innato del equilibrio y por ello no le cuesta aprender a jugar con pelotas y balones. Las morsas, que llegan a pesar hasta una tonelada, poseen largos caninos que utilizan para salir del agua y también para despegar los crustáceos adheridos a las rocas. Las focas se mueven en tierra desmañadamente, sobre todo la especie más pesada, el elefante marino, que alcanza 5 o 6 metros y pesa de 2 a 3 toneladas. Se las caza por su piel y por sus grasas. Sólo están realmente a salvo en el agua, donde, a pesar de su volumen, se revelan como ágiles y rápidas nadadoras.
La otaria, o león marino, que se desplaza por tierra con relativa soltura, se puede domesticar fácilmente. Está dotado de un sentido innato del equilibrio y por ello no le cuesta aprender a jugar con pelotas y balones. Las morsas, que llegan a pesar hasta una tonelada, poseen largos caninos que utilizan para salir del agua y también para despegar los crustáceos adheridos a las rocas. Las focas se mueven en tierra desmañadamente, sobre todo la especie más pesada, el elefante marino, que alcanza 5 o 6 metros y pesa de 2 a 3 toneladas. Se las caza por su piel y por sus grasas. Sólo están realmente a salvo en el agua, donde, a pesar de su volumen, se revelan como ágiles y rápidas nadadoras.