FORMACIÓN DE UNA COLONIA DE HORMIGAS
Una colonia de hormigas puede estar formada, ya sea por una reina solitaria o por varias juntas. Antes del vuelo nupcial, o apareamiento, cada reina almacena en su cuerpo inmensas reservas de energía. En el día señalado, que varía según las diferentes especies, los machos alados y las reinas enjambran juntos. El apareamiento se produce durante el vuelo o al final de éste. Es el único vuelo de la reina. Al volver a tierra estará pronta para comenzar sus obligaciones de ponedora de huevos.
Una vez terminado el vuelo nupcial, los machos buscan refugio bajo las piedras, la leña menuda o las hojas caídas. No hacen ningún esfuerzo para volver al hormiguero. Aun cuando sobrevivan al ataque de sus enemigos naturales, mueren en pocos días.
Cuando la reina regresa del vuelo nupcial es rodeada por hormigas obreras de su propia especie, que la escoltan hasta su correspondiente nido, y se convierte en miembro de una colonia completamente desarrollada.
Con frecuencia, sin embargo, la joven reina debe fundar su propia colonia. Primero se desprende de las alas y busca un refugio apropiado: debajo de una piedra, un palito o simplemente un hoyo en el suelo. Excava hasta lograr una cueva con una cámara al fondo. Entonces bloquea la entrada y durante un período considerable descansa tranquilamente, aislada del mundo exterior. Los músculos de las alas se deshacen gradualmente y se convierten en núcleos de grasa que habrán de proporcionar energía.
Finalmente, la reina comienza a poner huevos, y en un plazo relativamente corto aparecen las primeras larvas. La reina es una madre abnegada para la primera generación de su prole. Introduce saliva, que contiene cuerpos grasos, en la boca de las pequeñas larvas, y estas crecen rápidamente. Si su provisión de comida faltara, la reina puede incluso comerse algunos huevos y larvas para mantenerse a sí misma y al nido. Si el apareamiento se produce a fin del verano, el tiempo frío llega mientras la cría es muy joven. Entonces la reina y sus larvas hibernan hasta la primavera.
Mientras las larvas de ciertas especies son pequeñas, hilan capullos y, dentro de estas envolturas, se convierten en ninfas.
Cuando cada ninfa madura, la madre la libera del capullo. Es ahora una obrera pequeña, pero perfectamente formada. En ciertos grupos de hormigas la larva no hila capullo, y la ninfa está desnuda.
Las obreras de la primera generación se abren camino hacia la superficie y van en busca de comida, que llevan a la reina. Ésta se halla en un estado bastante lamentable por haber alimentado a la cría con sustancia de su propio cuerpo. Pronto recupera las fuerzas y prosigue su tarea de poner huevos. Gradualmente, las obreras se hacen cargo de cuidar a las crías. Con el tiempo, la reina se convierte en una especie de máquina ponedora, y las obreras le meten en la boca alimento que han regurgitado del propio estómago.
Con el paso del tiempo, las obreras se vuelven más numerosas y más grandes. Los soldados hacen su primera aparición poco después de que la reina ha fundado su colonia. Por último, se presentan en escena nuevas reinas. Las obreras son las que realizan el trabajo esencial de la colonia. Una y otra vez pueden trasladarla a un lugar más conveniente. Llevan su reina ponedora, obreras inmaduras, larvas y ninfas al nuevo emplazamiento. Aunque la mayoría de las obreras es estéril, alguna puede poner huevos, que originan una cría de machos o de obreras.