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Las orugas tienen una especie de patitas que arrastran su blando cuerpo, haciendo ondular los doce anillos. A veces se ven orugas que acercan tanto la cola a la cabeza que su cuerpo se levanta formando casi una bola.
La oruga no es un gusano, sino una larva de mariposa. Su cuerpo, formado por anillos, se compone de cabeza, tórax y abdomen. El tórax lleva un par de apéndices articulados, acabados en una uña, que son las verdaderas patas y que parecen servir, durante la masticación sobre todo, para asir el vegetal del que se alimenta la oruga. La oruga recorre el suelo gracias a unos apéndices terminados en una ventosa, las falsas patas, situadas debajo del abdomen.