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Luciérnaga. Con este nombre general se denomina a unos escarabajos o coleópteros que tienen órganos especiales para emitir luz. En Colombia se los conoce como "candelillas", en Paraguay se los llama isondú y existen además, para designarlos, una serie de nombres provenientes de las lenguas de los pueblos indígenas de la América Ibera.
Son muchas las especies que tienen esta propiedad luminosa, pero corresponden a tres tipos fundamentales.
La primera es característica de algunas especies de coleópteros de la familia Elateridae, a la cual pertenecen también los "saltapericos". Estos escarabajos poseen en el lomo del protórax dos manchas ovaladas algo sobresalientes, que durante el día son de color blanco amarillento verdoso y que por la noche se encienden como dos faros de luz verde.
El segundo tipo es el de los escarabajos de la familia Lampyridae, llamados "vagalume" en el Brasil, en que la región luminosa está ubicada en los dos penúltimos segmentos ventrales. En este grupo la mayoría de las hembras son ápteras, es decir, sin alas, en tanto que los machos son alados.
El tercer tipo existe sólo en los de la familia Phengodidae, llamados comúnmente "trencito" y en guaraní isondú. Las hembras son ápteras, y los machos alados, con las antenas vellosas. En éstos el aspecto es curiosísimo porque los órganos luminosos están dispuestos en cada segmento del cuerpo—un par por segmento—a los lados, y todos emiten una intensa luz verde, menos el primero y el último, que la producen roja. Como las hembras son ápteras y larviformes, cuando se las ve caminar en la oscuridad causan una impresión similar a la de un tren de ferrocarril, de donde proviene su nombre común.
Estas luces parecen actuar como un sistema de señales para encontrarse los escarabajos de ambos sexos. En algunas contadas especies las larvas son también luminosas.
Dicha luz tiene una particularidad extraordinaria: la de ser fría, es decir, que o emite calor. Se supone que la luz es producida por una sustancia especial llamada luciferina bajo la acción de un fermento denominado luciferasa, aun cuando algunos investigadores se inclinan a atribuir esta luminiscencia a la presencia de bacterias luminosas. Aún no ha sido posible, por lo minúsculo del tamaño, aislar la sustancia luminosa para su investigación química, y ver así las posibilidades de obtenerla con fines prácticos. Conviene no olvidar que las más modernas lamparillas eléctricas sólo trasforman en luz dos tercios de la energía que consumen, porque el otro tercio se pierde en calor.
Entre los pueblos aborígenes de América se las empleó para iluminar y para decorar el peinado y atuendo de las mujeres.
Además de estos coleópteros hay animales luminosos en otros grupos, como son algunos ciempiés, ciertos gusanos marinos y lombrices de tierra y muchos peces abisales, o sea que viven a grandes profundidades en los océanos.