La hembra del icneumón deposita sus huevos sobre la piel de las larvas de varios insectos, o debajo de ella. Cuando nacen las crías, se alimentan de los tejidos o jugos de las víctimas. De este modo, el icneumón mata grandes cantidades de larvas de insectos dañinos para el hombre, colocándose así entre nuestros más valiosos aliados.