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Longicornio. El nombre compuesto de estas especies de la familia cerambícidos describe adecuadamente a la mayoría de ellas. La palabra "cuerno" se refiere a las antenas del insecto y no a las protuberancias de la cabeza o al protórax que se encuentran en otros coleópteros.
Los cerambícidos varían en tamaño entre el taladro pigmeo del centro de América del Norte, que mide aproximadamente 2,5 milímetros con antenas de la misma longitud, y el sobrecogedor Batocera de Nueva Guinea, cuyo cuerpo tiene 7,5 centímetros, con unas antenas de 18 centímetros de largo.
Los cerambícidos poseen grandes ojos y piezas bucales; las mandíbulas de algunos machos son enormes y con forma de asta en algunas especies tropicales. Tienen patas largas y delgadas, y algunas veces la longitud de las del par anterior es casi el doble de la de las otras. Estos insectos presentan todos los colores y dibujos. Generalmente poseen alas grandes y poderosas, aunque hay algunas especies que carecen de ellas. Muchas tienen órganos estriduladores para producir sonidos y emiten un peculiar chillido.
Hay especies que exhalan un olor agradable. Por ejemplo, el longicornio metálico europeo, un bello insecto de color cobrizo y verde, huele a esencia de rosas. Muchos longicornios son buenos mimos; algunos parecen abejorros y otros, avispas. Una especie de África está camuflada de tal manera que semeja un musgo aterciopelado cuando se posa sobre troncos de árboles, y sus antenas imitan perfectamente ramitas secas.
Todos los cerambícidos son herbívoros. Los adultos se alimentan de hongos, polen y hojas verdes. Las larvas viven en el interior de plantas o árboles, donde pueden pasar de uno a cuatro años. La larva que vive en el maguey o pita, en México, tiene forma de camarón, y es un aditamento apetitoso para las ensaladas.
Los cerambícidos alcanzan su mayor desarrollo en los trópicos, donde son ávidamente buscados por los coleccionistas; todos los museos de historia natural tienen ejemplares de los longicornios más grandes y notables. Muchas especies norteamericanas son bastante atractivas. El longicornio del vencetósigo mide algo más de un centímetro de largo y es de color brillante con manchas negras. Priomus imbricornis, de aproximadamente cinco centímetros, es un insecto de color pardo rojizo oscuro con magníficas antenas sumamente empenachadas; sus larvas infestan las raíces de las vides y los árboles de huerto.