Los cascos del caballo se gastan muy aprisa si camina o corre por un suelo duro. Si el casco no estuviera protegido por la herradura, pronto se lastimaría y el caballo no podría andar.
El caballo anda sobre el extremo de un dedo único protegido por un casco que es una uña córnea en forma de estuche. En la antigüedad, los caballos no se herraban, y como el casco se gastaba rápidamente, la aptitud de estos animales para el trabajo era bastante limitada. Hacia el final de siglo X, en Occidente, se pusieron herraduras a los cascos de los caballos de los caballeros; los clavos de las herraduras se hundían en la parte muerta del casco. Este uso se ha generalizado, y el rendimiento para el trabajo de estos equinos ha aumentado.