De la cabeza a los pies, la jirafa adulta mide entre 5 y 6 metros. Gracias a su talla, le resulta fácil alimentarse de las hojas de los árboles, en especial las de las acacias que son su debilidad. En cambio, cuando desea comer las hierbas del suelo o beber agua no le basta con bajar el cuello; ha de abrir las patas delanteras hacia los lados para poder agacharse.
La jirafa, que posee una vista extraordinaria y domina desde su altura una gran extensión de terreno, descubre desde muy lejos al enemigo y escapa velozmente. Corre muy aprisa, desplazando simultáneamente los dos miembros de un lado del cuerpo. Por ello, aunque el peso de la jirafa supera a menudo la tonelada, su trote es gracioso.
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