En todos los mares del mundo, y de manera preferente en los más templados, abundan las bandadas de delfines y de marsopas, hábiles nadadores y susceptibles de ser domesticados.
Los delfines no son peces, sino mamíferos acuáticos. Nadan muy bien y evolucionan en el agua con agilidad y rapidez. Pero como respiran con los pulmones, han de remontarse una y otra vez a la superficie. Miden entre 1 y 1,5 metros. Prefieren las aguas cálidas, aunque la marsopa, que es un pequeño delfín de cabeza redonda, se aventura en aguas más frías y acompaña a los navios saltando constantemente sobre las aguas. Los delfines de los grandes acuarios han sido domesticados y sus exhibiciones constituyen un espectáculo excepcional. Incluso se ha pensado en educar a estos inteligentes animales para dedicarlos al auxilio de bañistas en peligro.
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